martes, 9 de abril de 2013

El apuro trae cansancio. Como evitar que la escuela haga daño.

Desde hace varios años atrás hay una tendencia en los colegios a nivel mundial de empezar a enseñar "a empujones". Quiero decir que hoy en día, lo que se solía aprender en tercer grado es enseñado en primero. Con la excusa de que los avances tecnológicos lo exigen, lo que no es cierto. En el peor de los casos trae consecuencias negativas y duraderas para el niño.



Primero veamos una evidencia contundente. Se enseña a los niños el uso de la tecnología e informatica incluso desde bebés, con software especializados llamados "lapware". Sin embargo, ni Bill Gates o Wozniack, ni mucho menos Steve Jobs tuvieron expuestos a estas "ayudas" de niños. No hay evidencia que avale la utilización de estos programas para el avance intelectual de nuestros niños. Debo confesar que soy un ferviente creyente de la tecnología, pero el aprender los nuevos "skills" necesarios para el dominio de las herramientas informáticas debe darse a su debido tiempo, como todo.
Algo que he podido ver en la práctica clínica es un aumento en el número de casos de problemas de aprendizaje como dislexias y disgrafias, ya que al tratar de cumplir el currículo  académico los maestros no captan las individualidades de su salón. Algunos niño no llegan a afianzar su área espacial, cuando ya le están exigiendo que escriba. Esto trae también una consecuencia oculta, la cual puede ser apreciada incluso en niños que esten manteniendo un desempeño óptimo según el sistema escolar. Estamos hablando de la presión emocional a la que muchas veces son sometidos los niños. Dicha presión viene de todos lados, recuerdo un paciente disléxico que me decía: "nadie quiere jugar conmigo porque no sé leer bien". Muchas veces los padres y los maestros establecen una presión porque el niño cumpla las metas que ÉL (maestro) debe cumplir, y por otro lado las exigencias que el papá quiere que el niño cumpla para no verse mal socialmente. Al final, el que tiene todas las de perder, es el niño. Pues el costo de aprender una habilidad académica es alto a nivel emocional. Al final tenemos niños impedidos de expresar sentimientos incluso muy difíciles de manejar para un adulto.

No es que estoy en contra de que se adecuen los planes educativos a lo necesario en nuestros tiempos, sin embargo propongo otro enfoque. ¿Qué tal si enseñamos las habilidades necesarias para el buen desenvolvimiento humano a un tiempo prudente? Veamos si, por ejemplo, tomamos la etapa de desarrollo espacial y enseñamos habilidades espaciales que sean necesarias para enfrentar los nuevos retos de nuestro mundo. Quizás un niño deba ser más productivo en el juego de manipulación espacial, ya que para nuestro mundo es necesario saber como vamos a manipular temas como el poco espacio en las metrópolis, la variedad de tipos de basura y como tratarla, incluso la logística de como hacemos espacios más saludables y factibles para el ser humano. Si a un niño de hoy en su etapa de adquisición de habilidades espaciales, pudiera ser entrenado en una manipulación más compleja de su ambiente, quizás sea el próximo arquitecto de un desarrollo industrial más ordenado y coherente hacia el interior del país. Evitando la concentración masiva en la capital, y desarrollando un tipo de vida menos centralizado.



No sé si al final del día podamos comprender que de nada nos sirve meter información más temprana si el niño no tiene la capacidad de utilizar completamente lo aprendido.  Analicemos que tipo de personas queremos en el futuro, alguien que solamente produzca y no tenga sentido, o un humano completo e integrado en emociones, sabiduría y moral.


Por último, me gustaría recomendar un libro muy actualizado sobre este tema: The Hurried Child, David Elkind, PhD. 



Psic. Gilberto A. Domingo
Terapeuta niños y adolescentes
6677-1144
twitter: @ga_domingo

No hay comentarios:

Publicar un comentario